Uno de los días que más recuerdo de mi infancia es el sábado 7 de abril de 2000. Me acuerdo con exactitud de la fecha por varias cosas: Era mi cumpleaños, era la segunda vez en mi vida que iba a festejar un cumpleaños con todos mis compañeros del colegio y por fin mis padres me habían hecho caso, y habían contratado una cancha de fútbol para hacerlo ahí.
No tengo muchos recuerdos de mis cumpleaños de la infancia, pero de ESE cumpleaños no me voy a olvidar nunca. Lo festejé en La Bombonera, una cancha de fútbol 5 que está en Comercio y otra calle que no me acuerdo ahora. Antes de entrar al tema principal de este post, voy a contar un par de anécdotas que recuerdo de ese cumple: La primera es que la única comida que recuerdo que había eran panchos. Capaz había más cosas y me las olvidé, pero pienso en ese cumpleaños e inmediatamente se me viene a la cabeza una olla con panchos. Lo segundo que me acuerdo es que ese día estaban invitados tanto nenas como varones. Obviamente los varones nos pusimos a jugar al fútbol, mientras las nenas se aburrían afuera de la cancha.
A partir de eso surgió el primer hecho bizarro de la tarde: las nenas organizaron UN PIQUETE en la mitad de la cancha, se sentaron a jugar al pato-ganso en la el círculo central, y para desocupar la cancha exigieron que no solo jugaramos al fútbol, sino también al manchado y al handball. Ese día me di cuenta de por qué había sido un error festejar mi cumpleaños en una cancha y no en el pelotero de McDonald's o en un salón de fiestas.
El segundo hecho lamentable fue que un compañerito se enojó con el árbitro, se sentó al costado de la cancha y se sacó los championes y las medias en forma de protesta. No se cómo fue, pero PERDIÓ LAS MEDIAS y mi padre tuvo que salir a comprarle unas medias nuevas porque el niño dijo que "los papás lo iban a matar"
El tercer y más importante momento bizarro es el que me hace reirme cada vez que lo recuerdo. Cada uno de los 25 niños invitados llevaron un regalo, como se suele hacer en esas ocasiones, creo que recibí perfumes, juguetes, libros, y capaz hasta ropa. Pero lo que nunca me iba a imaginar es que ese día me regalaron no una, no dos, TRES DAMAS CHINAS. O sea, ¿cómo puede ser que en 25 personas, a 3 se le ocurra regalarle un juego de DAMAS CHINAS a un niño?. Pensandolo ahora de grande, capaz había una promoción 3x1 en Tata o en algún supermercado, pero todavía no me entra en la cabeza cómo me regalaron tres cajas idénticas de damas chinas.
Me acuerdo que cuando llegó mi tercer compañero a regalarme damas chinas, miré a mi padre y le dije: ¿Otra más? (bastante basura el comentario, por cierto) y mi padre me dio un sermón de que hay que aceptar los regalos y no se qué más.
La cuestión es que nunca aprendí a jugar a las damas chinas, no entiendo cómo funciona ese juego, aunque tuve tres cajas en algún momento de mi vida. Nunca le regalen damas chinas a un niño.
¿Alguien sabe cómo carajo se juega a las damas chinas?